La comida siempre ha sido una parte importante de mi vida. Muchos de mis recuerdos de infancia temprana están fuertemente asociados con la comida o su proceso de preparación.
Recuerdos nostálgicos de salir al campo con mi abuela ya fallecida, ama de casa y madre de diez, para recoger judías verdes o madera para la iluminación de fuegos para cocinar en el "fogón" de la casa, donde se cocinaba todos los días para una multitud de personas, todavía plagan mi mente hasta estos días. Venido Noviembre, mi trabajo como el más pequeño de 27 nietos solían ser la limpieza de los intestinos de los cerdos para hacer morcilla, preparativo obligado en las celebraciones Navidad, como es tradicional en mi país natal, Puerto Rico.
Todavía conservo recuerdos de mi abuelo haciendo donas, ravioli y todo tipo de dulces a partir de cero y también otros no tan alegres como el día enque vi un cerdito en su sacrificio por primera vez; un cerdito que vi a pocas horas ser dado a luz el año anterior. Y así, los recuerdos relacionados con los alimentos se mantuvieron apilando según crecí en el pequeño pueblo rural de Cayey, escondido en la "Cordillera Central" de la Isla; donde las frutas y verduras nativas crecen abundantes y con buena pinta durante todo el año. Aquellos fueron mis primeros pasos en la cocina y la preparación de alimentos, conforman la base de lo que eventualmente se convertiría en una pasión por los ingredientes y un interés sobre cómo sacar el máximo provecho de ellos, así como mis abuelos solían hacer.
Más tarde, mientras me preparaba para mi vida adulta, opté por convertirme en Arquitecto. El cielo era el límite en ese entonces, graduado del CROEM, un internado en la ciudad de Mayagüez. Escuela especializada en ciencias y matemáticas. La comida era todavía una de mis mayores fuentes de placer e inspiración.
Mi primera experiencia en una cocina profesional fue para el 2002 cuando conseguí un trabajo de verano en El Departamento de Nutrición y Dietética del Hospital Menonita de Cayey durante mis años en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, mientras cursaba estudios en Diseño Ambiental / Arquitectura. Comencé como lavaplatos y rápidamente me dieron la oportunidad de participar en la preparación de alimentos enterales y el servicio, ya que la dietista que corría la operación notó mi entusiasmo. Nunca había estado en una cocina profesional antes, pero rápidamente aprendí que esas habilidades y técnicas que Julia Child y Jacques Pepín me habían enseñado en sus series de PBS eran las mismas siendo puestas a la práctica en ese entorno. Así que, me sentí como en casa y decidí aprender todo lo que pude sobre la operación.
Me invitaron a volver y dar una mano en los años siguientes, debido al trabajo que había realizado y la pasión que expresé en esa primera experiencia, y así lo hice. Realicé trabajos como guarda almacén, en sustitución, durnte las vacaciones de quién ostentaba la posición permanente. Poco sabía yo, en aquel entonces, que terminaría renunciando a la Arquitectura con el fin de seguir una carrera en la industria de servicios de alimentos algunos años más tarde.
Recuerdos nostálgicos de salir al campo con mi abuela ya fallecida, ama de casa y madre de diez, para recoger judías verdes o madera para la iluminación de fuegos para cocinar en el "fogón" de la casa, donde se cocinaba todos los días para una multitud de personas, todavía plagan mi mente hasta estos días. Venido Noviembre, mi trabajo como el más pequeño de 27 nietos solían ser la limpieza de los intestinos de los cerdos para hacer morcilla, preparativo obligado en las celebraciones Navidad, como es tradicional en mi país natal, Puerto Rico.
Todavía conservo recuerdos de mi abuelo haciendo donas, ravioli y todo tipo de dulces a partir de cero y también otros no tan alegres como el día enque vi un cerdito en su sacrificio por primera vez; un cerdito que vi a pocas horas ser dado a luz el año anterior. Y así, los recuerdos relacionados con los alimentos se mantuvieron apilando según crecí en el pequeño pueblo rural de Cayey, escondido en la "Cordillera Central" de la Isla; donde las frutas y verduras nativas crecen abundantes y con buena pinta durante todo el año. Aquellos fueron mis primeros pasos en la cocina y la preparación de alimentos, conforman la base de lo que eventualmente se convertiría en una pasión por los ingredientes y un interés sobre cómo sacar el máximo provecho de ellos, así como mis abuelos solían hacer.
Más tarde, mientras me preparaba para mi vida adulta, opté por convertirme en Arquitecto. El cielo era el límite en ese entonces, graduado del CROEM, un internado en la ciudad de Mayagüez. Escuela especializada en ciencias y matemáticas. La comida era todavía una de mis mayores fuentes de placer e inspiración.
Mi primera experiencia en una cocina profesional fue para el 2002 cuando conseguí un trabajo de verano en El Departamento de Nutrición y Dietética del Hospital Menonita de Cayey durante mis años en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, mientras cursaba estudios en Diseño Ambiental / Arquitectura. Comencé como lavaplatos y rápidamente me dieron la oportunidad de participar en la preparación de alimentos enterales y el servicio, ya que la dietista que corría la operación notó mi entusiasmo. Nunca había estado en una cocina profesional antes, pero rápidamente aprendí que esas habilidades y técnicas que Julia Child y Jacques Pepín me habían enseñado en sus series de PBS eran las mismas siendo puestas a la práctica en ese entorno. Así que, me sentí como en casa y decidí aprender todo lo que pude sobre la operación.
Me invitaron a volver y dar una mano en los años siguientes, debido al trabajo que había realizado y la pasión que expresé en esa primera experiencia, y así lo hice. Realicé trabajos como guarda almacén, en sustitución, durnte las vacaciones de quién ostentaba la posición permanente. Poco sabía yo, en aquel entonces, que terminaría renunciando a la Arquitectura con el fin de seguir una carrera en la industria de servicios de alimentos algunos años más tarde.
